miércoles, 25 de julio de 2007

Cómo nacen las teorías conspirativas



¿La princesa Diana fue víctima de alguien que conducía ebrio o de un complot de la familia real británica? ¿Neil Armstrong caminó realmente por la superficie lunar o sólo en un estudio cinematográfico de Nevada? Y ¿quién mató al presidente John F. Kennedy, los rusos, los cubanos, la CIA, la mafia los extraterrestres?
Casi todo gran acontecimiento tiene su teoría conspirativa. Hay algo seguro: las teorías conspirativas saturan la cultura moderna. Miles de películas, programas de entrevistas y conversaciones telefónicas por radio se elaboran alrededor de ellas. El documental de Internet Loose Change , que afirma que un complot de la CIA está detrás de los ataques del 11 de Septiembre en Nueva York y Washington, se está acercando a los 10 millones de visitas.
Creer en teorías conspirativas parece ir en aumento y los pocos estudios que se han hecho investigando esta cuestión confirman que esto es así desde el que es quizás el ejemplo más famoso de todos: la afirmación de que hubo una conspiración detrás del asesinato de JFK en 1963. Un informe de 1968 descubrió que alrededor de dos tercios de los norteamericanos creían la teoría de la conspiración, mientras que para 1990 esa proporción se había elevado a los nueve décimos.
Entonces, ¿cuál ha sido el impacto de la creciente cultura de la conspiración? Las teorías conspirativas pueden tener un papel valioso en la sociedad. Necesitamos que la gente piense fuera de lo que le dice la televisión, aunque habitualmente haya más sentido dentro de ella. El control estrecho de las evidencias y la persecución tenaz de explicaciones alternativas son características del periodismo de investigación.
Después de todo, algunas de estas teorías pueden resultar ciertas. Tomemos el caso del "affair Irán", de fines de los 80. Varias preguntas quedaron sin respuesta, pero el presidente Ronald Reagan admitió que su administración realmente había vendido armas a Irán.
Por otro lado, hay un lado peligroso en las teorías de conspiración. Durante la Guerra Fría, se puede sostener que jugaron un papel importante en sembrar la desconfianza entre el Este y Occidente. Esas creencias pueden tener un impacto a largo plazo en las vidas de la gente. Por ejemplo, más del 20% de los afronorteamericanos creen que el VIH fue creado en un laboratorio por el gobierno de EE.UU. para restringir el crecimiento de la población negra, según estudios de la Universidad Estatal de Oregon.
La gente que cree esa teoría también tiende a ser más escéptica respecto de los mensajes sobre salud del gobierno que afirman que los condones pueden detener la transmisión del sida. Estas revelaciones son escalofriantes, especialmente si se considera que a pesar de que los afronorteamericanos constituyen sólo el 12% de la población de EE.UU. son los que padecen casi la mitad de los casos de sida de esa nación.
Sin embargo, sabemos que la gente que cree una de las teorías tiene más probabilidades de creer las otras: hay muchas posibilidades de que alguien que cree que los alunizajes fueron un engaño crea también que JFK fue asesinado por un segundo hombre armado desde un montículo cubierto de pasto.
Hay, sin embargo, algunas variantes en quién cree algo, como lo muestra un estudio todavía no publicado que llevé a cabo recientemente en el Reino Unido, en el Goldsmiths College, Londres. Descubrimos que las creencias en las conspiraciones contra JFK se dan más entre las personas de 36 años y más, mientras que aquellos de entre 25 y 35 años tienden a ver una conspiración detrás de los ataques del 11 de Septiembre. Sorprendentemente, el grupo más joven, de menos de 19 años, tiene menos probabilidad de apoyar cualquier teoría.

Receta para crear una conspiración.

Quien quiera crear una teoría conspirativa capaz de crecer una vez difundida deberá tener en cuenta lo siguiente.
Un sentimiento de anomia (confusión respecto de la sociedad y autoridad) alimenta las creencias en teorías de conspiración, de manera que elija una mala organización grande de cualquier tipo; el gobierno y las grandes empresas son ideales.
Como condimento extra identifique su historia con alguna sociedad oscura y secreta y cuanto más oscura mejor.
Necesitará un acontecimiento contemporáneo importante para entretejer con su historia.
Construya su teoría conspirativa a partir de información cuidadosamente seleccionada que se pueda entretejer para lograr una historia convincente.
Cree incertidumbre: cuestione las evidencias existentes o encuentre nuevas que contradigan la historia oficial.
Amplíe el círculo de conspiradores para incluir a los que cuestionan su posición "¡Ellos niegan la verdad, también deben estar involucrados!

Fuente. Pátrick Leman. New Scientist. Rodolfo Coricelli

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