jueves, 28 de junio de 2007

Los terroristas suicidas son enfermos mentales?



La creencia de que los terroristas suicidas padecen una enfermedad mental o han sufrido un “lavado de cerebro” por parte de las organizaciones a las que pertenecen está socialmente muy extendida, pero no es cierta, señala un investigador británico.
David Stevens, especialista en filosofía política de la universidad británica de Nottigham, afirma en un comunicado de dicha universidad que los terroristas suicidas actúan de manera racional a la búsqueda de los “beneficios” que recibirán por formar parte de una red social extremadamente estricta y fanática.
Stevens, que trabaja en la School of Politics and International Relations de la universidad de Nottingham, señala asimismo que ni la pobreza ni la juventud de los terroristas justifica actos de violencia como los que provocan, sino que su motivación es fría y calculada y responde al deseo de formar parte de un grupo que alienta a sus miembros a someterse totalmente a los objetivos colectivos.
En esta motivación radical juega un papel central la religión, dado que existen escasos ejemplos de ataques suicidas motivados por ideologías no religiosas. Formar parte de un grupo con creencias estrictas requiere un compromiso intenso, y engendra en sus componentes la creencia profunda en las experiencias compartidas y el autosacrificio.
Los beneficios, en el caso de que haya una motivación religiosa, van desde la justificación divina de los actos hasta las recompensas en la otra vida. Para los terroristas, estos beneficios superan con creces los costos de sus acciones.
Por tanto, los terroristas estarían animados por un simple análisis de costo-beneficio en el fondo frío y racional, señala Stevens. La violencia vinculada a la religión se convierte así en una forma de participar activamente en el grupo para alcanzar objetivos muy concretos.
Por otro lado, Stevens recuerda que estas actitudes no son propias únicamente de las sectas islámicas. Otros grupos religiosos extremistas también han producido grandes desastres humanos en nuestra historia, como es el caso de la norcoreana secta Moon o Iglesia de la Unificación (famosa por sus actividades delictivas y sus atentados contra la libertad individual) o de la secta de los davidianos.
Desde la perspectiva de la consecución de beneficios, pueden explicarse los actos terroristas suicidas en términos de motivación racional, más que en términos de motivación teológica o irracional. Una proyección extrema de la idea del auto-sacrificio en pos del grupo conllevará unos beneficios tan considerables que justifican por sí solos todas las acciones.
Pero, por fortuna, señala Stevens, y a pesar de lo dañino y llamativo de los resultados, estas acciones sólo se dan en casos aislados, bajo ciertas circunstancias. De hecho, el investigador afirma que, estadísticamente, los grupos religiosos extremos son una minoría, y que el 99,9% de los grupos religiosos del planeta son pacíficos. Por otro lado, encontrar a personas dispuestas a hacer este tipo de sacrificios tampoco es un hecho común.
Estas personas, afirma Stevens, contrariamente a lo que se cree, no siempre viven en situaciones de aislamiento social, pobreza o falta de educación. El caso de Mohammad Sidique Khan ilustra la idea a la que se refiere el investigador. Khan, que se autoinmoló el 7 de julio de 2005 en los atentados de Londres, en los que murieron 52 personas, era un hombre adulto, de 30 años de edad, con hijos, y que trabajaba en una escuela primaria para niños con necesidades especiales.
Stevens señala por último que existe la equivocación común de que los terroristas suicidas son enfermos mentales por el hecho de relacionarse con los grupos extremistas a los que pertenecen.
Sin embargo, desde una perspectiva meramente de organización, el trabajo con individuos desquiciados es extremadamente arriesgado. Por tanto, este tipo de grupos deben elegir a individuos muy concretos que sepan actuar fríamente en todo momento, y mantengan siempre sus actividades en un completo secreto. Cualquiera que haga un movimiento en falso podría descubrir a todos los demás.
Nadie, en este tipo de circunstancias, colaboraría con personas impredecibles. Se juegan demasiado, por lo que no pueden permitirse miembros que puedan perder el control.
Los resultados de la investigación de David Stevens se añaden a los obtenidos en otro estudio reciente realizado por la universidad británica de Southampton.
En aquel estudio, en el que participaron más de un centenar de voluntarios británicos, se reveló que la muerte propia inminente despierta un afán de trascendencia que en teoría ayudaría a los suicidas a superar de alguna forma su propia desaparición física.
En este sentido, el auto-sacrificio se percibiría como una vía para alcanzar la inmortalidad simbólica, una acción que ayudaría a seguir viviendo tras la muerte. La vida sería el precio a pagar para obtener una identidad, un lugar destacado dentro de la historia de la comunidad a la que pertenecen.
Estos resultados, por tanto, reinciden en lo señalado por Stevens : existiría la búsqueda de un beneficio en las acciones de los terroristas suicidas, un beneficio tan atractivo que supera con creces cualquier precio a pagar.
Por Vanessa Marsh

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sábado, 23 de junio de 2007

Plásticos a partir de árboles.



Consiguen producir un precursor de productos plásticos a partir de azúcares vegetales sin necesidad de usar derivados del petróleo y de una forma barata y limpia.
Las noticias sobre la producción de materiales y combustibles a partir de cultivos vegetales no paran de acumularse. Imagínese que de algún modo producimos madera (o incluso cualquier tipo de residuo vegetal) baja en lignina o nos las apañamos para eliminarla. Lo que nos queda es principalmente celulosa, que son largas cadenas hidrocarbonadas cuyos “eslabones” son moléculas de glucosa. Imagine además que gracias a cierta tecnología química podemos transformar esta glucosa en un precursor de monómeros para la producción de plásticos.
Pues este último paso es precisamente el que han dado recientemente unos científicos de Pacific Northwest National Laboratory dirigidos por Z. Conrad Zhang. El hallazgo lo publicaron hace unos días en la revista Science. Si el proceso se generaliza se podría reemplazar al petróleo como fuente de este tipo de materiales de una manera económica, limpia y sostenible.
La ventaja de este método es que utiliza una fuente muy común de materia prima: el azúcar.
En el artículo inmediatamente anterior a éste, (ver biocombustible mejor que el etanol) ya explicábamos como otro equipo conseguía un producto químico hydroxymethylfurfural (o HMF) a partir de fructosa y como además lo transformaba en biocombustible. Lo que este otro equipo ha conseguido es otra vía alternativa de producción de HMF.
A partir de HMF se pueden obtener los bloques constituyentes del poliéster y otros plásticos de una manera más ecológica y limpia que la habitual.
En este método el porcentaje de conversión es del 70% en el caso de utilizar glucosa, y del 90% si se usa fructosa. Además se crean muchos menos residuos que por otros métodos.
El sistema catalítico empleado no es ácido como otros métodos y emplea cloruro de cromo como catalizador y un disolvente iónico. La temperatura de trabajo es de unos 100 grados centígrados.
El próximo paso de este equipo de investigadores es tratar de mejorar el rendimiento cuando se usa glucosa como precursor. Si lo logran se abrirán las puertas a un mundo menos dependiente del petróleo con las ventajas ecológicas y políticas que conlleva.
Quizás dentro de algún tiempo nuestros plásticos y combustibles crecerán en los árboles.

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El origen del sistema nervioso proviene de las esponjas.



Descubren una pista significativa sobre los orígenes evolutivos del sistema nervioso al estudiar el genoma de una especie de esponja marina. Este ser pertenece al grupo considerado como el más antiguo de entre todos los animales. Este descubrimiento se ha publicado en PLoS One.
Una de las fuerzas más importantes que impulsan la ciencia es saber un poco más sobre nosotros mismos como seres humanos, saber de donde venimos, saber el origen de nuestra especie, de todas las que nos precedieron y saber la “sustancia” de la que en el fondo estamos hechos. Da igual si lo buscamos en el fondo cósmico de microondas o en el genoma de un ser primitivo.
Muchas características nuestras no son exclusivas de nuestra especie. Es verdad que algunas de estas cualidades están representadas en nosotros en una intensidad que no tienen parangón en ninguna otra especie. La cultura o inteligencia de un gorila o una ballena están muy lejos de la que tenemos nosotros. Es verdad que compartimos muchos de nuestros genes con los primeros, pero somos indudablemente diferentes.
Aun así sólo hace falta mirar a los ojos a un chimpancé para darnos cuenta de lo cercano que está de nosotros. Le falta sólo esa “chispa divina” para ser humano. Quizás algún día la encontremos y podamos crear un chimpancé transgénico inteligente, pero hasta que ese copernicano día llegue (no tengo duda de que sucederá) nos seguiremos comparando con los demás seres que habitan la Tierra y seguiremos colocándonos en la cumbre de una imaginaria y errónea pirámide antropocéntrica.
Subjetivamente utilizamos una absurda vara de medir “distancias evolutivas” entre nosotros y los demás seres vivos. Creemos con razón que nuestra alma, o aquello que nos hace humanos, está en nuestros cerebros. Nuestros recuerdos, nuestros sentimientos, nuestros anhelos, nuestra personalidad residen en nuestro cerebro. Pero juzgamos inferiores a aquellos organismos que carecen de uno.
Despreciamos a las plantas porque no tienen sistema nervioso y las vemos inferiores a todos animales porque éstos, al poseer un sistema nervioso, son teóricamente “superiores. La “distancia evolutiva” que creemos medir en este caso es muy grande. No hace falta decir que esa medida carece de rigor científico.
Los animales que también carecen de sistema nervioso corren la misma suerte. Así las esponjas son a veces confundidas por plantas por los poco expertos en fondos marinos. Incluso algunas de ellas terminan en el cuarto de baño sin plantearnos nada sobre su forma de vida aunque las sintamos (gracias nuestro sistema nervioso) enjabonadas sobre nuestra piel (y por tanto muy cerca de nosotros.)
Aquellos que practican submarinismo y que no se distraen fácilmente por los animados peces (se llamen Nemo o no) pueden apreciar la belleza estática de estos seres y, a veces, sus vivos colores.
Las esponjas han estado sobre este planeta desde los primeros inicios de la vida pluricelular. Son seres muy simples, pero a veces se puede aprender mucho de los seres más simples. No tienen sistema nervioso, es cierto, pero según los últimos estudios las primeras esponjas ya contaban con los ladrillos genéticos que más tarde dieron lugar al mismo.
Concretamente muchos de los componentes genéticos que dan lugar a las sinapsis nerviosas están presentes en las esponjas, o al menos en la especie Amphimedon queenslandica cuyo genoma se ha secuenciando recientemente. Pero lo más sorprendente es que determinadas proteínas contienen una “firma” o característica que indica que probablemente las células de las esponjas interactúan con otras de manera análoga a como lo hacen las neuronas. Esto empuja el origen del sistema nervioso atrás en el tiempo, mucho antes de lo que los científicos habían previamente sospechado.
Es muy difícil determinar el origen de algo tan complejo como el sistema nervioso. Se cree que la primera neurona surgió hace unos 600 millones de años en los cnidarianos, unas criaturas entre cuyos descendientes contamos ahora con las hidras, las anémonas y las medusas.
Por el contrario, las esponjas representan el grupo animal más antiguo conocido, sin neuronas ni sinapsis. Son animales muy simples sin órganos internos y que viven del filtrar el agua que les rodea.
Las sinapsis son las conexiones que las neuronas utilizan para comunicarse entre sí. Sin sinapsis no habría memoria, ni aprendizaje, ni sentimientos ni ninguna otra cualidad mental.
Los investigadores de la Universidad de California en Santa Bárbara exploraron el genoma de la esponja para comprobar si algunos genes relacionados con las sinapsis estaban presentes en él. Miraban muy atrás, a un tiempo anterior a esos 600 millones de años en el cual el sistema nervioso hizo su aparición, leyendo sobre un libro genético que se ha conservado desde entonces casi intacto para excitar ahora las neuronas de nuestro cerebro.
Sorprendentemente los encontraron. Además, estos genes son al parecer funcionales y dan lugar a proteínas que interactúan molecularmente de manera análoga a como lo hacen sus homólogas en el sistema nervioso humano.
La evolución probablemente tomó estás estructuras moleculares e introdujo pequeñas modificaciones para usarlas directamente en una nueva función de un sistema nervioso más perfeccionado.
El estudio fue posible porque se ha conseguido secuenciar el genoma de esta esponja, que aunque no ha sido publicado aún, está disponible on-line.
Si le ha gustado este descubrimiento piense que ha sido porque el conjunto de neuronas que forman su cerebro así lo han decidido, se han excitado y comunicado entre sí de una manera muy compleja, aun por conocer, pero cuyas bases de funcionamiento se remontan a hace más de 600 millones de años cuando los animales más evolucionados eran poríferos. Ya, en esa época, existían en potencia las obras y acciones producto de la creatividad y pasiones humanas; desde “Sueño de una noche de verano” pasando por la “Crítica a la razón pura” hasta llegar al “Ulises” de Joyce.
Después de todo puede que quizás la distancia entre usted y una esponja no sea tan grande.
Fuente. Universidad de California en Santa Bárbara

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viernes, 22 de junio de 2007

Biocombustible mejor que el etanol.




Unos investigadores obtienen a partir de azúcar vegetal un combustible con mejores características que el etanol.
Una de las posibles soluciones para emitir menos dióxido de carbono a la atmósfera, y evitar así el incremento del efecto invernadero y por tanto el cambio climático, es la utilización de biocombustibles. Como al quemar éstos se devuelve el CO2 que las plantas tomaron de la atmósfera el balance neto es de emisiones cero. La energía que aprovecharíamos sería la obtenida por las plantas del sol gracia a la fotosíntesis, que transforma la luz, el CO2 y el agua en carbohidratos.
Lo que no está tan claro es si los biocombustibles son rentables. Si tenemos que sacrificar tierras de cultivo o selva virgen para obtenerlos en grandes cantidades el perjuicio económico y ecológico puede que sea muy superior al beneficio.
Hasta ahora hay principalmente dos biocombustibles convencionales utilizables en motores de explosión interna: el etanol (alcohol etílico) y el biodiesel obtenido a partir de aceites vegetales.
Ahora investigadores de University of Wisconsin-Madison dirigidos por James Dumesic reportan en Nature que han podido obtener un biocombustible de automoción nuevo a partir de azúcar: el 2,5-dimetilfurano (DMF.
El DMF es líquido y contiene un 40% más de densidad de energía que el etanol. Para obtenerlo utilizan un proceso en dos etapas en el que se utilizan un ácido y cobre como catalizadores y butanol salino como disolvente.
Para poder obtener etanol primero se ha de obtener un líquido azucarado, después se le hace fermentar para que las levaduras produzcan el alcohol. Y luego se destila lo obtenido para separar el etanol del agua, proceso que consume un tercio de la energía que proporciona el etanol obtenido. Además el etanol tiene poca densidad energética, se evapora fácilmente y se contamina con la humedad ambiental.
El DMF tiene mayor densidad energética, no es soluble en agua (por lo que se puede separar fácilmente de la misma) y no se contamina con el vapor de agua de la atmósfera.
Un logro importante previo para el desarrollo de este proceso fue el método para la obtención de hydroxymethylfurfural (HMF) que este mismo equipo reportó el año pasado.
De hecho, el nuevo proceso utiliza este método previo como primer paso. A partir de fructosa se obtiene HMF en disolución acuosa mediante una catálisis ácida y en presencia de un disolvente de bajo punto de ebullición. El disolvente extrae el HMF del agua y lo lleva a otro lugar. Añadiendo cloruro sódico se mejora mucho el proceso de extracción y se limita la formación de impurezas.
El segundo paso consiste en la transformación de HMF en DMF mediante la utilización de un catalizador de cobre. Este paso elimina dos átomos de oxígeno de la molécula orinal, rebajando de este modo su punto de ebullición para que así se pueda utilizar en motores de explosión interna convencionales.
El catalizador (que se conserva en el proceso) está hecho de cobre y rutenio, que funciona mejor que los convencionales de cromo-cobre al no envenenarse por lo iones de cloro procedentes de la sal.
Aunque en los experimentos se ha utilizado fructosa como azúcar de partida, esperan que se puedan utilizar otros azúcares. Especialmente interesante sería la utilización de glucosa obtenida a partir de la celulosa extraída por procesos enzimáticos de los residuos vegetales deslignificados.
Según estos químicos queda mucho trabajo por hacer antes de comercializar este combustible, como por ejemplo comprobar el impacto ambiental y para la salud del proceso de obtención y de la combustión del mismo.
Fuente. TheScientificCartoonist.

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martes, 19 de junio de 2007

Invento por Ver.



Pacientes que se han vuelto ciegos a causa de dos tipos de trastornos, la degeneración macular y la retinitis pigmentosa, podrían recuperar parcialmente la vista algún día, si tiene éxito un invento elaborado por científicos del Instituto del Ojo Doheny de la Universidad del Sur de California (Estados Unidos), según revela un comunicado de prensa de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS, según sus siglas en inglés).

Ojos biónicos.

Se trata de un implante ocular que se sitúa en la superficie de los ojos y recibe señales de unos anteojos dotados de cámaras, que registran imágenes del mundo exterior. El implante transmite la información visual a un conjunto de electrodos que se colocan quirúrgicamente en la retina. Estos electrodos, que desempeñan el papel de las células fotorreceptoras del ojo, envían señales eléctricas a las células del nervio óptico. Luego, la corteza visual del cerebro recibe esa información, la interpreta y forma imágenes.
Los electrodos implantados en la retina, desempeñan el papel de las células receptoras - sensibles a los estímulos lumínicos- que perdieron su funcionalidad a causa de la retinitis pigmentosa y la degeneración macular.
A fin de probar la utilidad y seguridad de ese invento, la agencia estadounidense que regula los productos farmacéuticos, la Food and Drug Administration, aprobó la realización de ensayos clínicos.
En los ensayos participarán entre 50 y 75 pacientes de más de 50 años y estarán dirigidos por el doctor Mark Humayun quien se desempeña como profesor de oftalmología e investigador en el Instituto del Ojo Doheny. “La primera fase de nuestro implante comenzó en 2002. Hemos implantado con éxito a seis pacientes en un ensayo y hemos constatado que podían detectar luz o incluso distinguir objetos como una taza o una silla”, señaló el experto.
El segundo implante llamado Sistema de Prótesis Retinal Argus II supera la versión anterior, dado que está dotado de 44 electrodos más, 60 en total, lo que permite generar imágenes de mayor resolución.
Además, la intervención quirúrgica del implante es menos invasiva debido a que el tamaño del microchip, que contiene los electrodos, es cuatro veces más pequeño que el anterior.

Temas pendientes.

Durante la realización de los ensayos clínicos, Humayun y sus colegas pretenden no sólo estudiar los efectos del implante en el cerebro, sino también averiguar si los materiales son compatibles con los tejidos humanos, entre otros temas.
Si la prótesis retinal funciona bien y no produce efectos secundarios, tendría en principio en el mercado un valor aproximado de 30 mil dólares, una cifra difícil de alcanzar para la mayoría de las personas que podrían verse beneficiadas. Pero ese será un tema a resolver más adelante.
Agencia CyTA-Instituto Leloir

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miércoles, 13 de junio de 2007

Las bases neurológicas del déjà vu, o el ya lo vi



Todo el mundo lo ha sentido alguna vez. Súbitamente, en medio de un momento cualquiera, te asalta la sensación de que esa misma escena la has vivido o soñado con anterioridad. Este tipo de episodio se llama déjà vu, palabras en francés que significan “ya visto”. La sensación puede ser bastante intensa y puede alimentar todo tipo de creencias irracionales en lo paranormal (¿para anormales?). Se puede creer en una explicación a lo “The Matrix” o se puede intentar estudiar el comportamiento del cerebro para saber cómo y por qué nuestro cerebro nos puede jugar esta mala pasada.
Neurocientíficos del Picower Institute for Learning and Memory en el MIT reportan el pasado siete de julio en Science que han identificado por primera vez el mecanismo neuronal que nos ayuda a distinguir rápidamente lugares similares aunque distintos. Esto puede ayudar a explicar la sensación de déjà vu.
además, este trabajo podría conducir al desarrollo de nuevos tratamientos para los desórdenes de memoria, confusión y desorientación que afectan a muchos individuos de edad avanzada y que tienen problemas para distinguir entre experiencias o lugares similares.
La formación de la memoria o recuerdos de lugares y contextos en la que los episodios se dan involucra una parte del cerebro denominado hipocampo. Susumu Tonegawa y sus colaboradores han explorado cómo tres regiones del hipocampo, las denominadas CA1, CA3 y la circunvalación dentada, contribuyen a los diferentes aspectos del aprendizaje y a la formación de recuerdos.
Este investigador pone como ejemplo la sensación de déjà vu que ocasional le invade cuando al viajar a otra ciudad usa su aeropuerto. Según él esto sucede porque las puertas, sillas, pasillos, etc. que hay en los aeropuertos son muy similares. Sólo mediante la búsqueda de características únicas se puede identificar un aeropuerto en concreto.
Según sus resultados el aprendizaje en la circunvalación dentada es crucial en el rápido reconocimiento y amplificación de estas pequeñas diferencias que hacen que un lugar sea único.
Los investigadores alteraron genéticamente unos ratones para poner de manifiesto cómo la circunvalación dentada contribuye a la clase de patrón de separación que nos dice la diferencia entre nuevos y viejos lugares.
Los ratones modificados genéticamente carecían de un determinado gen que se expresa normalmente en la circunvalación dentada. Si este gen, y por tanto esta región del hipocampo, estaba relacionado con este tipo de fenómenos se debería de poner manifiesto al comparar el comportamiento de estos ratones con el de ratones normales.
En los experimentos dispusieron de dos conjuntos diferentes de ratones (transgénicos y de control) cuyos individuos fueron colocados en dos cámaras similares. En una de las dos se les sometía a una pequeña descarga eléctrica mientras que en la otra no. Después de tres días los ratones estaban paralizados de miedo en ambas cámaras pese a que en una de ellas nunca se les hizo ningún daño.
Al cabo de dos semanas los ratones normales del grupo de control aprendieron a distinguir la cámara que les sometía a calambrazos de la que no. Sin embargo, los ratones genéticamente modificados tenían un significativo aunque transitorio déficit en su capacidad de reconocer y distinguir estos dos contextos similares.
Este estudio muestra que la plasticidad, o la habilidad a cambiar en respuesta a la experiencia, de la circunvalación dentada contribuye al aprendizaje espacial y al ajuste del patrón de separación.
Los investigadores han podido encontrar el camino de señales nerviosas subyacente a la evocación de un lugar específico. Si entramos en un lugar muy similar a un primer sitio en el que hayamos estado antes, un nuevo conjunto de neuronas crea un “plano” del lugar. Como los lugares son muy parecidos, el nuevo conjunto de neuronas coincide parcialmente con el existente que se corresponde con el lugar previamente visitado. Cuando hay suficiente solape entre los dos conjuntos experimentamos un episodio de déjà vu.
Según envejecemos, o avanzan los procesos degenerativos como el Alzeheimer, se torna más difícil formar recuerdos únicos para lugares o experiencias similares, desembocando en la confusión que aflige a los ancianos.
Mientras llega (espero que lo más tarde posible) ese tiempo, puede que súbitamente, en medio de un momento cualquiera, te asalte la sensación de que esa misma escena la has vivido o soñado con anterioridad. Horror, me parece que esto ya lo he escrito antes. ¡Qué sensación de déjà vu!

Fuente: Nota de prensa del MIT.

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martes, 12 de junio de 2007

El sorprendente secreto del tomillo.



Las especias son más que dispensadoras de aroma en la cocina. Las hierbas hacen de las comidas, platos más atractivos, deliciosos y digestivos. Científicos alemanes desvelaron el sorprendente secreto del tomillo.
Ya nuestros antepasados los presumían: la salvia, la canela o el tomillo, entre las muchas especias y hierbas, influyen directamente en los procesos del organismo. Investigadores de la Universidad muniquesa Ludwig Maximilian y de la Universidad Técnica de la misma capital bávara, descubrieron los mecanismos que hacen de las especias una parte integral de la alimentación.
Los estudiosos descubrieron que los receptores para el timol y el eugenol, las sustancias aromáticas del tomillo y los clavos, no sólo se encuentran en la nariz de los humanos, sino también en las llamadas “células sensoriales” de la mucosa de su aparato digestivo.
En sus experimentos, los científicos estimularon las células sensoriales del estómago con diferentes especias utilizadas en la preparación de alimentos y observaron una elevación de la concentración intercelular de calcio que, a su vez, provocó una producción de serotonina, una sustancia que funciona de agente transmisor.
La serotonina, por su parte, jugó un papel conductor en las contracciones del aparato digestivo y la producción de ácidos gástricos. Este descubrimiento abre perspectivas absolutamente nuevas para el tratamiento de afecciones digestivas.
Los resultados obtenidos permiten confiar en que la implementación de sustancias componentes de las especias podrían ser sintetizadas con el fin de curar enfermedades relacionadas con la digestión como el estreñimiento o la diarrea, pero también para tratar determinados casos de inflamaciones intestinales.

Hojas y flores mágicas.

El tomillo o thymus vulgaris se encuentra en el continente americano, Europa Central y mediterránea y África del Norte. El tomillo es una planta de tallo y ramas leñosos que alcanza unos 50 centímetros de altura y vive en suelos pedregosos y secos. Son sus pequeñas hojas, las flores y las puntas las poseedoras de las benéficas esencias aromáticas, aceites y sustancias curtientes.
En la cocina el tomillo se emplea, por lo general, para adobar carnes, sopas y guisos. En Europa, son los franceses quienes más lo aprovechan en sus platos. Pero también la cocina del Caribe y la jordana son fieles seguidores del tomillo que, por lo demás, recomiendan poner en los guisados al principio para que sus aceites puedan impregnar bien las carnes. Es más, los británicos acostumbran a masticar unas hojitas de tomillo para, tranquilizar el estómago.

Tomillo para vivos y muertos.

En la historia son sorprendentes los usos que se le han dado al tomillo. Hay quienes afirman que los antiguos egipcios empleaban esta “especia” para embalsamar a sus muertos. Los griegos, por su parte, usaban dicha planta para baños medicinales y la quemaban para aromatizar sus templos. Los romanos, que con tomillo purificaban sus viviendas, habrían difundido la planta por toda Europa.
La científica y monja benedictina alemana de la Edad Media, Hildegard von Bingen alababa el tomillo como una planta con la que se podían tratar enfermedades bronquiales y respiratorias como el asma y la tos ferina o convulsiva. Un uso que se ha mantenido hasta hoy en forma de infusiones contra resfriados y gripes, gracias a su poder desinfectante. Lo que lo hace también utilizable en sustancias para contrarrestar inflamaciones de las encías, por ejemplo.
Su uso debe ser consultado con un experto, ya que todas las hierbas medicinales son drogas, cuyo excesivo uso puede generar efectos secundarios.

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domingo, 10 de junio de 2007

Murciélagos: La perfección aerodinámica.


Un nuevo estudio revela que las flexibles y ondulantes alas de los murciélagos actúan de manera muy distinta a las de las aves, y podrían contribuir al desarrollo de nuevas y versátiles aeronaves.

El sofisticado análisis estudió alas de murciélagos en un túnel de viento para determinar las diferencias clave entre el vuelo de los mamíferos y las aves. Resulta que los murciélagos tienen un mayor control sobre la cambiante forma de sus alas, informó Anders Hedenström, director del estudio y ecologista de la Universidad Lund, en Suecia. Por consiguiente, esos animales generan altitud al mover sus alas arriba y abajo, una ventaja enorme cuando planean.

La habilidad de los murciélagos evoca la manera como el rotor de un helicóptero es capaz de generar altitud sin importar que gire adelante o atrás, señaló Hedenström. En comparación, las aves generan altitud sólo al mover las alas hacia abajo, aunque poseen la capacidad de ‘‘emplumar’’ (extender las plumas como las tablillas de una persiana) para reducir la resistencia durante el movimiento ascendente de las alas.

Los hallazgos de Hedenström, que aparecen en la revista Science, concuerdan con los resultados obtenidos por Sharon Swartz y Kenny Breuer, de la Universidad de Brown, que se dieron a conocer en enero pasado. ‘‘Las fuerzas aerodinámicas que generan las alas de los murciélagos durante el vuelo son mucho más complejas que las de las aves’’, apuntó Swartz, bióloga evolucionista. Las alas de las aves funcionan como si fueran alas de avión con bisagras. En comparación, ‘‘las alas de los murciélagos son más flexibles. Su composición, piel y huesos, es más elástica y, de hecho, los huesos se doblan durante el vuelo. A una velocidad menor, semejante flexibilidad confiere grandes ventajas’’, agregó.

Levantando la niebla

Para estudiar la mecánica del vuelo de los murciélagos, ambos equipos de investigación colocaron a los animales en un túnel de viento que llenaron de bruma, utilizaron láser y cámaras de vídeo de alta velocidad para observar la forma en que el movimiento de los murciélagos desplazaba las diminutas gotas de agua que flotaban en el aire. Tras analizar las corrientes de aire y los vórtices de cada ala, los científicos lograron determinar la manera como los murciélagos generan altitud, explicó Swartz.

Los hallazgos sugieren que máquinas voladoras con alas móviles parecidas a las de los murciélagos podrían tener muchas ventajas sobre dispositivos inspirados en las aves y otras aeronaves convencionales, sobre todo en las operaciones de búsqueda y rescate o de vigilancia encubierta. El vuelo ondulante o de aleteo ‘‘es más versátil –afirma Hedenström–. Es posible volar a menor velocidad, realizar giros y volar en espacios reducidos’’.

Semejantes máquinas también podrían ‘‘ocultarse a plena vista’’, agregó Swartz, cuya investigación recibió fondos de la Fuerza Aérea estadunidense. ‘‘Si vemos en el cielo algo que vuela sin aletear, sabemos de inmediato que no es natural. Pero si aletea, quizá no le prestemos atención’’.
Fuente: National Geographic

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sábado, 9 de junio de 2007

Posible nuevo tratamiento del síndrome de Down.



Se podrían haber encontrado unos fármacos que evitaran el retraso mental de pacientes aquejados de síndrome de Down. Al menos, eso es lo que se desprende de las pruebas realizadas en ratones con tres diferentes productos químicos.
El síndrome de Down afecta a miles de personas en todo el mundo. Los investigadores autores de este estudio, dirigidos por Craig Garner de Stanford University, administraron dosis bajas de fármacos a ratones diseñados genéticamente para emular los problemas de aprendizaje y memoria que tienen las personas afectadas de este síndrome y también conocido como mongolismo. Después de dos semanas estos ratones realizaban tan bien como los ratones normales las pruebas de aprendizaje y memoria, y esta mejora duro dos meses después de haber finalizado el tratamiento.
Si estos resultados se confirman y se pueden aplicar a humanos sin problemas secundarios el tratamiento de este síndrome podría verse alterado revolucionariamente.
Los fármacos probados consistieron en pentylenetetrazole (PTZ), picrotoxin y bilobalide (un extracto obtenido a partir del árbol gigko biloba). Los tres interfieren en un canal iónico de las neuronas conocido como receptor GABBAA. Cuando están activados los receptores GABBA inhiben las neuronas les dificultan la creación de sinapsis, que son las conexiones de comunicación entre las células nerviosas.
La hipótesis de trabajo que los investigadores consideraron es que los déficit asociados al síndrome de Down ocurren porque quizás el cerebro contiene demasiadas señales inhibitorias. En los procesos de aprendizaje las conexiones neuronales se refuerzan o debilitan en función de las necesidades, y esto es mucho más difícil cuando hay inhibición.
Estos investigadores administraron PTZ mezclado con la leche o pequeñas inyecciones de picrotoxin y bilobalide diariamente durante dos semanas para elevar los niveles de excitación cerebral. Inmediatamente después del tratamiento se sometió a los animales a pruebas de memoria como reconocimiento de objetos o a moverse por un laberinto. Puntuaron los resultados que obtuvieron los ratones en estas pruebas. Los ratones lo hicieron casi tan bien como los ratones normales.
Después de dos meses de suspender el tratamiento se hicieron las mismas pruebas y las puntuaciones obtenidas eran todavía mucho mejores que aquellos ratones a los que no se les había administrado el tratamiento y que estaban afectados por el mismo equivalente de síndrome de Down.
El tratamiento por tanto permitió a las neuronas funcionar normalmente y dotar a los ratones de las capacidades cognitivas normales.
Según los autores puede que haya otros medios de tratar el síndrome de Down, pero este sistema de comprobar el tratamiento es muy fácil. El modelo de inhibición que han asumido parece bastante plausible, pero todavía está sin comprobar en personas. Éstos se muestran cautelosos a la hora de pasar del modelo animal a pruebas clínicas en personas.
Esperan poder empezar con pruebas de este tipo con PTZ en un año o dos, y evaluar los resultados en unos diez. El PZT se creó hace cerca de cien años y ha sido usado para tratar demencia y diversos desórdenes psiquiátricos, pero sin conclusiones definitivas respecto a su efectividad. Además produce ataques (a dosis por encima de 100 veces la dosis administrada a los ratones de este experimento) y por eso la FDA revocó el permiso de uso en 1982.
Este síndrome debe su nombre a John Langdom Haydon Down que fue el primero en describir esta condición en 1866. No es hasta julio de 1958 cuando un joven investigador, Jerôme Lejeune, descubre que el síndrome es una alteración en el número de cromosomas.
Las personas con síndrome de Down presentan 3 copias del cromosoma 21 en lugar de las dos habituales, fenómeno conocido como trisomía. Este trastorno puede ser ahora diagnosticado con una amniocentesis durante el embarazo y permitir a los padres poder tomar la decisión de interrumpirlo. Los padres que deciden seguir adelante tienen que afrontar las necesidades de una persona que además de los problemas de retraso psíquico tiene problemas cardiacos, gastrointestinales, endocrinos, de visión y audición.
En el caso de los ratones del estudio, y al poseer genoma distinto al humano y con distintos cromosomas, la anormalidad se da con el cromosoma 16 y al igual que en humanos los ratones presentan malformación de los huesos de la cara y retraso mental cuando ese cromosoma presenta trisomía.
Hasta ahora el síndrome de Down ha sido difícil de estudiar y atacar, estos nuevos resultados pueden servir para ayudar mucho a la comunidad neurocientífica que trabaja en el este campo.
Este tratamiento, aunque finalmente funcione, sólo mejorará las funciones cognitivas de los pacientes, que ya es mucho, pero no eliminará o aminorará los demás problemas y malformaciones inherentes con el síndrome de Down y que son tratados, al menos parcialmente, mediante otros medicamentos.
Sólo añadir que el ginkgo es un árbol de reconocidas propiedades medicinales y con una larga historia en el lejano oriente. De este fósil viviente de la era de los dinosaurios sólo se conocían restos fósiles hasta que algunos ejemplares de ginkgo biloba fueron milagrosamente encontrados en unas remotas regiones de China. La utilización de un extracto de este árbol para el tratamiento del síndrome de Down nos tiene que hacer recapacitar sobre la importancia de mantener la biodiversidad del planeta, aunque sólo sea por razones utilitaristas.
Fuente: Stanford University.

jueves, 7 de junio de 2007

Tras los rastros de los Dinosaurios



Huellas.

Si bien los huesos de dinosaurios han fascinado siempre al público, son solo restos de animales muertos. Las huellas, en cambio, son su evidencia más viva. La orla de barro, los cambios de rumbo, los tropiezos, y hasta la cola que nunca toca el suelo, todo ello queda demostrado en el barro antiguo. En nuestro país, hay numerosos campos de huellas fósiles de todas las épocas, desde las fascinantes huellas de megaterios de Pehuén Có (1 millón de años), hasta nuestros más antiguos ancestros pre-mamíferos en Río Negro (240 millones de años)....y en el medio: los dinosaurios, del Triásico en San Juan, del Jurásico en Santa Cruz y del Cretácico en Neuquén.

Ponga huevo dinosaurio.

El hallazgo de huevos de dinosaurios es antiguo en nuestro país. Las evidencias colectadas en la Argentina han demostrado que los titanosaurios, de largos cuellos, excavaban sus nidos y volvían al mismo nidal periódicamente, como en el Auca Mahuida. Los mayores nidos, sin embargo, son los de huevos esféricos de Río Negro, que depositaban en los yacimientos que hoy rodean la meseta de Somuncurá, el corazón geológico de la Patagónia. Sin embargo, ya quedan pocos buenos nidos para investigar por la acción devastadora de los contrabandistas.

Raptores en Argentina

Hasta hace pocos años, los raptores eran patrimonio del hemisferio norte. La fiera astucia atribuida a los velociraptores o a los troodóntidos era solo posible en Estados Unidos o Mongolia. Sin embargo, restos fragmentarios en el norte patagónico comenzaron a cambiar el panorama. Finalmente, el hallazgo de Buitreraptor, nos permitió reconocer la presencia definitiva de raptores en Argentina, algo que en realidad era lógico, dado que el grupo se originó antes de que el mundo se fragmentara en dos supercontinentes, por lo que ellos pudieron vagar y evolucionar libremente por casi todo el mundo jurásico.

La gran ingresión Atlántica

El océano Atlántico parece haber estado siempre allí, pero alguna vez, hace 120 millones de años, el muelle de Mar del Plata hubiera llegado a Sudáfrica. Una vez formado el océano, comenzó a ampliarse y, hacia fines del Cretácico, cuando el meteorito se acercaba a la Tierra, y Sudamérica se inclinaba ante el nacimiento de la cordillera, el Atlántico inundó el norte de la Patagónia llenándola de monstruos marinos. Otro brazo marino, a través del río Salado, inundó la Argentina hasta llegar al sur de Bolivia.
Fuente. Científicos Industria Argentina

domingo, 3 de junio de 2007

¿La muerte de Napoleón, fue natural o un crimen?



Lo sentimos, aficionados a los crímenes reales. Es probable que se haya esclarecido uno de los más grandes ‘‘asesinatos misteriosos’’ de la historia. Durante casi dos siglos, la muerte de Napoleón Bonaparte ha estado rodeada de especulaciones de asesinato, pese a que la autopsia original reveló que el emperador francés había sucumbido al cáncer de estómago.
Un nuevo y minucioso estudio médico informa que las pruebas que apoyan el diagnóstico inicial son abrumadoras, descartando así el envenenamiento.
‘‘Creo que es muy acertado’’, dijo Owen Connelly, autor de varios libros sobre Napoleón y profesor de historia de la Universidad de Carolina del Sur. ‘‘Es lo mismo que mató a su padre y a Paulina, una de sus hermanas’’, agregó Connelly, quien no participó en el estudio.

Arsénico y un caso sin resolver


Nacido en 1769, en la isla francesa de Córcega, Napoleón ascendió en la jerarquía del ejército francés hasta convertirse en emperador de Francia en 1804. Durante más de una década de reinado, Napoleón logró, de manera intermitente, controlar la mayor parte de Europa antes de ser derrotado y exiliado. Luego de escapar, intentó recuperar su título y sufrió su última derrota militar en Waterloo, tras la cual se exilió nuevamente, en esta ocasión en la isla de Santa Helena, en el océano Atlántico. Ahí murió seis años más tarde, en 1821.

Desde entonces, las circunstancias de su muerte han provocado fuertes debates. Algunos expertos argumentan que ciertos hombres poderosos, franceses, ingleses o quizá una combinación de ambos temían que el antiguo emperador volviera a escapar del exilio y recuperara Francia. Una parte de esta teoría conspiratoria sugiere que Napoleón fue envenenado lentamente con arsénico, tal vez mezclado con el vino o los alimentos.
De hecho, diversos estudios del cabello de Napoleón revelaron altas concentraciones de arsénico, pero los detractores de esta teoría afirman que las medicinas e incluso el tónico capilar de la época a veces contenían este elemento tóxico.

CSI: Santa Helena

En un intento por resolver el acertijo, el equipo internacional que llevó a cabo el nuevo estudio utilizó las técnicas médicas actuales para analizar los escritos de los doctores de Napoleón, los expedientes médicos de su familia e informes de testigos oculares, algunos de ellos dados a conocer recientemente.
Tras la revisión de esta información histórica, los investigadores no hallaron pruebas de envenenamiento con arsénico, como podría ser una hemorragia dentro del corazón.
En cambio, encontraron sólidas evidencias de un cáncer gástrico: pérdida de peso acelerada y el estómago lleno de una sustancia granulosa que sugiere una hemorragia gastrointestinal, lo que podría considerarse una prueba irrefutable.
Los médicos del siglo XIX ya habían detallado una gran lesión en el estómago del exiliado. Los investigadores llegaron a una conclusión después de cotejar antiguas descripciones con imágenes modernas de 50 úlceras inocuas y 50 cánceres gástricos.
‘‘Era una enorme masa que ocupaba desde la entrada del estómago hasta la salida’’, declaró Robert Genta, profesor de patología y medicina interna de la Universidad de Texas. ‘‘Medía por lo menos 10 centímetros de largo. El tamaño, por sí solo, sugiere que la lesión era cancerosa’’, agregó Genta, principal autor del nuevo estudio, publicado en la edición de enero de la revista Nature Clinical Practice Gastroenterology and Hepatology.
Persiste el misterio

Ahora queda una interrogante: ¿Qué provocó el cáncer? A pesar de la predisposición genética que Connelly sugiere, Genta señala que nadie puede precisar qué fue exactamente lo que mató al padre y a la hermana de Napoleón.
Genta agregó que, con base en los informes de la autopsia, es imposible determinar de manera concluyente que el tumor que mató al padre del emperador fuera canceroso. Además, no se practicó la autopsia a ninguno de los hermanos de Napoleón, de modo que el diagnóstico de cáncer gástrico en el caso de Paulina es dudoso.
Según Genta, la lesión de Napoleón apunta a una infección crónica causada por Helicobacter pylori, una bacteria que puede causar inflamación estomacal e incrementar las probabilidades de desarrollo de cáncer gástrico. Es probable, también, que la dieta de un soldado del siglo XVIII, carente de carnes, frutas y verduras frescas, incrementara el riesgo aún más.
El historiador Connelly concuerda en que posiblemente la alimentación tuvo algo que ver. ‘‘La dieta no era muy buena en aquellos días. En esencia, comían lo que tuviera buen sabor’’, afirma. Sin embargo, la dieta de Napoleón era mejor que la del promedio. Según Connelly, durante las campañas militares ‘‘sin duda él comía más alimentos frescos que los soldados comunes. Sus lacayos podían conseguirle pollo fresco o lo que fuera’’.
Además, el emperador no se destacaba por su glotonería, añadió Connelly. ‘‘Napoleón era bastante frugal. Incluso mezclaba el vino con agua. Y se sabe que comía de pie en apenas 15 minutos. Fue el ‘multitareas’ original. ’’
Sin importar la causa del supuesto cáncer de Napoleón, sus enemigos no tenían que preocuparse de que volviera al poder. El autor del estudio señaló: ‘‘este análisis sugiere que, aun cuando le hubieran puesto en libertad o hubiera escapado de la isla, su enfermedad terminal habría impedido que tuviera un papel ulterior en el teatro de la historia europea’’. ‘‘Aunque recibiera tratamiento hoy en día, habría muerto en menos de un año. ’’
Fuente. Nacional Geographic.