domingo, 3 de junio de 2007

¿La muerte de Napoleón, fue natural o un crimen?



Lo sentimos, aficionados a los crímenes reales. Es probable que se haya esclarecido uno de los más grandes ‘‘asesinatos misteriosos’’ de la historia. Durante casi dos siglos, la muerte de Napoleón Bonaparte ha estado rodeada de especulaciones de asesinato, pese a que la autopsia original reveló que el emperador francés había sucumbido al cáncer de estómago.
Un nuevo y minucioso estudio médico informa que las pruebas que apoyan el diagnóstico inicial son abrumadoras, descartando así el envenenamiento.
‘‘Creo que es muy acertado’’, dijo Owen Connelly, autor de varios libros sobre Napoleón y profesor de historia de la Universidad de Carolina del Sur. ‘‘Es lo mismo que mató a su padre y a Paulina, una de sus hermanas’’, agregó Connelly, quien no participó en el estudio.

Arsénico y un caso sin resolver


Nacido en 1769, en la isla francesa de Córcega, Napoleón ascendió en la jerarquía del ejército francés hasta convertirse en emperador de Francia en 1804. Durante más de una década de reinado, Napoleón logró, de manera intermitente, controlar la mayor parte de Europa antes de ser derrotado y exiliado. Luego de escapar, intentó recuperar su título y sufrió su última derrota militar en Waterloo, tras la cual se exilió nuevamente, en esta ocasión en la isla de Santa Helena, en el océano Atlántico. Ahí murió seis años más tarde, en 1821.

Desde entonces, las circunstancias de su muerte han provocado fuertes debates. Algunos expertos argumentan que ciertos hombres poderosos, franceses, ingleses o quizá una combinación de ambos temían que el antiguo emperador volviera a escapar del exilio y recuperara Francia. Una parte de esta teoría conspiratoria sugiere que Napoleón fue envenenado lentamente con arsénico, tal vez mezclado con el vino o los alimentos.
De hecho, diversos estudios del cabello de Napoleón revelaron altas concentraciones de arsénico, pero los detractores de esta teoría afirman que las medicinas e incluso el tónico capilar de la época a veces contenían este elemento tóxico.

CSI: Santa Helena

En un intento por resolver el acertijo, el equipo internacional que llevó a cabo el nuevo estudio utilizó las técnicas médicas actuales para analizar los escritos de los doctores de Napoleón, los expedientes médicos de su familia e informes de testigos oculares, algunos de ellos dados a conocer recientemente.
Tras la revisión de esta información histórica, los investigadores no hallaron pruebas de envenenamiento con arsénico, como podría ser una hemorragia dentro del corazón.
En cambio, encontraron sólidas evidencias de un cáncer gástrico: pérdida de peso acelerada y el estómago lleno de una sustancia granulosa que sugiere una hemorragia gastrointestinal, lo que podría considerarse una prueba irrefutable.
Los médicos del siglo XIX ya habían detallado una gran lesión en el estómago del exiliado. Los investigadores llegaron a una conclusión después de cotejar antiguas descripciones con imágenes modernas de 50 úlceras inocuas y 50 cánceres gástricos.
‘‘Era una enorme masa que ocupaba desde la entrada del estómago hasta la salida’’, declaró Robert Genta, profesor de patología y medicina interna de la Universidad de Texas. ‘‘Medía por lo menos 10 centímetros de largo. El tamaño, por sí solo, sugiere que la lesión era cancerosa’’, agregó Genta, principal autor del nuevo estudio, publicado en la edición de enero de la revista Nature Clinical Practice Gastroenterology and Hepatology.
Persiste el misterio

Ahora queda una interrogante: ¿Qué provocó el cáncer? A pesar de la predisposición genética que Connelly sugiere, Genta señala que nadie puede precisar qué fue exactamente lo que mató al padre y a la hermana de Napoleón.
Genta agregó que, con base en los informes de la autopsia, es imposible determinar de manera concluyente que el tumor que mató al padre del emperador fuera canceroso. Además, no se practicó la autopsia a ninguno de los hermanos de Napoleón, de modo que el diagnóstico de cáncer gástrico en el caso de Paulina es dudoso.
Según Genta, la lesión de Napoleón apunta a una infección crónica causada por Helicobacter pylori, una bacteria que puede causar inflamación estomacal e incrementar las probabilidades de desarrollo de cáncer gástrico. Es probable, también, que la dieta de un soldado del siglo XVIII, carente de carnes, frutas y verduras frescas, incrementara el riesgo aún más.
El historiador Connelly concuerda en que posiblemente la alimentación tuvo algo que ver. ‘‘La dieta no era muy buena en aquellos días. En esencia, comían lo que tuviera buen sabor’’, afirma. Sin embargo, la dieta de Napoleón era mejor que la del promedio. Según Connelly, durante las campañas militares ‘‘sin duda él comía más alimentos frescos que los soldados comunes. Sus lacayos podían conseguirle pollo fresco o lo que fuera’’.
Además, el emperador no se destacaba por su glotonería, añadió Connelly. ‘‘Napoleón era bastante frugal. Incluso mezclaba el vino con agua. Y se sabe que comía de pie en apenas 15 minutos. Fue el ‘multitareas’ original. ’’
Sin importar la causa del supuesto cáncer de Napoleón, sus enemigos no tenían que preocuparse de que volviera al poder. El autor del estudio señaló: ‘‘este análisis sugiere que, aun cuando le hubieran puesto en libertad o hubiera escapado de la isla, su enfermedad terminal habría impedido que tuviera un papel ulterior en el teatro de la historia europea’’. ‘‘Aunque recibiera tratamiento hoy en día, habría muerto en menos de un año. ’’
Fuente. Nacional Geographic.

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