jueves, 2 de agosto de 2007

La actividad humana altera los patrones globales de lluvias.



Un trabajo realizado por investigadores de seis centros científicos de Canadá, los Estados Unidos, Gran Bretaña y Japón prueba que la actividad humana está generando un aumento de las lluvias en una gran porción del hemisferio norte y en las regiones que se encuentran justo al sur del ecuador, mientras que están haciendo más áridas las zonas que están justo al norte de esa línea imaginaria.
Esta sería la primera evidencia de que la actividad humana ha alterado los patrones de precipitaciones. "Este estudio ofrece pruebas concluyentes de que la actividad humana está teniendo consecuencias en las lluvias", dijo el investigador en meteorología doctor Nathan Gillett, de la Universidad de Anglia del Este, en Norwich, Gran Bretaña, que también firma el trabajo.
Para probar la influencia humana en este factor climático, los investigadores compararon los cambios observados en las precipitaciones del siglo XX con las que predecían 14 modelos, divididos en tres grupos. Uno contenía estimaciones de las emisiones de efecto invernadero; otro, sólo factores naturales, tales como aerosoles volcánicos, y el tercero, tanto naturales como humanos. Los modelos que incluían tanto la actividad humana como los factores naturales fueron los que más se ajustaron a las tendencias observadas.
En la zona que queda entre los 40 y los 70° de latitud norte, que incluye gran parte de América del Norte y la mayor parte de Europa, las lluvias aumentaron 62 milímetros entre 1925 y 1999. Los científicos estiman que entre el 50 y el 85% de esta cifra puede atribuirse a la actividad humana.
En el caso de las regiones ubicadas entre los 0 y los 30° de latitud sur, la mayor parte de los 82 mm de aumento se atribuye a causas humanas.
Entre las áreas que se hicieron más áridas está la región del Sahel, en Africa, que experimentó sequías graves y hambrunas entre 1950 y 1980.
Según los científicos, estas fluctuaciones no se habían detectado antes porque la tendencia a la sequedad en algunas regiones cancelaba la humidificación de otras, lo que reducía la señal global.
Este estudio agrega nuevas pruebas a la hipótesis de que los seres humanos estamos influyendo en el sistema climático.
Fuente. Nature

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