martes, 31 de julio de 2007

Biosensor detecta la calidad de los alimentos.



María Isabel Pividori es santafesina, pero su carrera investigadora la desarrolla en la actualidad en la Universidad Autónoma de Barcelona, en donde realiza su postdoctorado. Egresó de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas, dependiente de la Universidad Nacional del Litoral, con la que mantiene (con la Cátedra de Química Analítica I) proyectos de investigación comunes en su campo de especialidad: los biosensores. Además, anualmente dicta un curso de postgrado en la FBCB de la UNL.
En Barcelona desarrolló -junto con un grupo de investigadores- un biosensor capaz de detectar la existencia de contaminantes en alimentos como el agua potable, la leche y el jugo de naranja comercial de una manera efectiva y cómoda. El biosensor es muy pequeño (apenas 7 mm de diámetro y 2 cm de largo), pero puede medir en 30 minutos y con alta eficacia la presencia, por más baja que sea, de compuestos como la atrazina y la sulfonamida.
Entre sus ventajas, que tientan especialmente al sector de la industria alimenticia, está su bajo costo de mercado. Según calculan los investigadores, se podrá vender a 1 euro, lo que lo vuelve muy atractivo desde el punto de vista comercial.
“En realidad es un desarrollo de laboratorio, pero ya hay empresas interesadas en su fabricación”, dijo Pividori, quien integró el equipo de investigadores que durante dos años trabajaron en este proyecto.
Si bien se supone que es cara la inversión para la fabricación del dispositivo (algunas empresas están realizando el estudio de costos), “el dispositivo final es económico; ahora hay que ver si la demanda del mercado justifica la inversión inicial”, razona la investigadora.
Actualmente, existen otros biosensores de uso masivo, como el caso del biosensor de glucosa, que utilizan los diabéticos en forma corriente y se vende en farmacias. “En este caso la fabricación del biosensor se justificó; hay que ver si el mercado justifica la inversión de este nuevo biosensor, aunque en realidad está pensado para su implementación en “puntos críticos de control” de la industria alimentaria, con el objeto de asegurar la calidad de un alimento a lo largo de toda la cadena alimentaria de manera económica y segura, dice Pividori.
Agencia C y T A Instituto Leloir

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domingo, 29 de julio de 2007

En 2010 habrá stents biodegradables.



No dejar rastros físicos, eso es lo que buscan quienes están detrás del desarrollo de los llamados stents biodegradables. Los stents son diminutas mallas metálicas que se colocan en las arterias durante una angioplastia para evitar que una vez destapadas vuelvan a colapsar. Los más modernos, aquellos que liberan drogas que ayudan a mantener las arterias abiertas, presentan riesgos -muy bajos, pero ciertos- de generar coágulos en el largo plazo.
"Dejar de temer la posibilidad de que haya efectos secundarios, como la inflamación que lleva a la trombosis [formación de coágulos en el interior de las arterias], es una de las motivaciones del desarrollo de los stents biodegradables", explicó el doctor Ron Waksman, investigador del Washington Hospital Center, de Estados Unidos.
"En la actualidad, existen muchas compañías que están desarrollando programas de investigación con stents biodegradables que emplean materiales como el magnesio o ciertos polímeros, que son degradados por el organismo en cuestión de meses o años -agregó Waksman-. Los resultados preliminares muestran que son seguros."
"Creo que es posible que estén disponibles en 2010", completó el investigador, para quien la posibilidad de contar con stents que se disuelvan dejando sólo agua, dióxido de carbono o magnesio permitirá nuevos usos para estos dispositivos: "Serán útiles para la angioplastias de las arterias de las piernas, por ejemplo, donde tenemos problemas con los stents metálicos".
Para la doctora Grinfeld, una posible indicación serán los infartos agudos: "En un porcentaje alto de los infartos agudos la obstrucción es mínima. En estos casos podría ser útil colocar un stent transitorio, porque no sería necesario mantenerlo posteriormente".
Una persona autorizada para opinar sobre stents, sean biodegradables o no, es el doctor Eduardo de Souza, del Instituto Dante Pazzanese de Cardiología de San Pablo, en Brasil. Este cardiólogo participó en 1977 de la intervención en que por primera vez se colocó un stent en un ser humano y también colocó el primer stent liberador de drogas en 1999.
"Aunque han demostrado reducir o eliminar la necesidad de volver a intervenir al paciente que se ha sometido a una angioplastia -explicó Souza, los stents liberadores de drogas presentan un riesgo adicional de trombosis después del año de colocados que ronda el 0,2 y el 0,3 por ciento."
"Para controlar este riesgo se recurre al uso de clopidrogel en forma prolongada -comentó el doctor Jorge Belardi, ex presidente de Solaci-. Por otro lado, se ha observado que una correcta técnica de posicionamiento del stent también ayuda a reducir el riesgo de trombosis."
Para tratar de superar este riesgo, agregó Souza, "uno de los campos de investigación es el de los stents biodegradables. Otro campo de investigación es el relacionado con los polímeros presentes en el stent liberador de drogas, que son las sustancias que cargan los fármacos. Es posible que parte de ese pequeño porcentaje del riesgo de trombosis se deba a esos polímeros."
Al igual que con los stents biodegradables, lo que se busca con los polímeros de los stents también es reducir su presencia en el organismo o modificarlos de forma tal que esa presencia no se traduzca en un mayor riesgo de trombosis.
Fuente. Sebastián A. Ríos

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viernes, 27 de julio de 2007

Una proteína prolonga la juventud,



Una proteína que ayuda a controlar los tumores también podría ser la fuente de la juventud prolongada. Ratones con una copia extra del gen que la sintetiza viven más que los que tienen una sola copia y combaten mejor el daño celular que causa el envejecimiento.

El hallazgo lleva a pensar que una droga diseñada para estimular esta supresora de tumores, llamada p53, podría convertirse en un tratamiento antiedad para las personas, afirmó Manuel Serrano, biólogo del Centro Nacional de Investigación en Cáncer de Madrid y uno de los autores del trabajo que se publica hoy en Nature.

Aunque anteriores investigaciones indicaban que una mayor producción de p53 libraba a los ratones del cáncer, pero también los hacía envejecer más rápido, los científicos españoles lograron mantener los mecanismos reguladores específicos para activar la secreción de p53 sólo cuando es necesario.

La proteína p53 es una de las proteínas más estudiadas del mundo. Cuando se estimula su producción, por daño del ADN, por ejemplo, p53 les ordena a las células suicidarse o dejar de dividirse. Ahora se sabe que la proteína también contribuye a desencadenar la producción de antioxidantes que eliminan sustancias dañinas.

Los ratones con más p53 vivieron un 25% más que los normales. Los más viejos morían a la misma edad que de costumbre, pero más individuos vivían durante más tiempo. Aunque el estudio abre la posibilidad de crear medicamentos que demoren el envejecimiento, los investigadores necesitarán encontrar el equilibrio justo para incentivar al gen evitando efectos perjudiciales, concluyó Serrano.
Fuente. Nature

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miércoles, 25 de julio de 2007

Cómo nacen las teorías conspirativas



¿La princesa Diana fue víctima de alguien que conducía ebrio o de un complot de la familia real británica? ¿Neil Armstrong caminó realmente por la superficie lunar o sólo en un estudio cinematográfico de Nevada? Y ¿quién mató al presidente John F. Kennedy, los rusos, los cubanos, la CIA, la mafia los extraterrestres?
Casi todo gran acontecimiento tiene su teoría conspirativa. Hay algo seguro: las teorías conspirativas saturan la cultura moderna. Miles de películas, programas de entrevistas y conversaciones telefónicas por radio se elaboran alrededor de ellas. El documental de Internet Loose Change , que afirma que un complot de la CIA está detrás de los ataques del 11 de Septiembre en Nueva York y Washington, se está acercando a los 10 millones de visitas.
Creer en teorías conspirativas parece ir en aumento y los pocos estudios que se han hecho investigando esta cuestión confirman que esto es así desde el que es quizás el ejemplo más famoso de todos: la afirmación de que hubo una conspiración detrás del asesinato de JFK en 1963. Un informe de 1968 descubrió que alrededor de dos tercios de los norteamericanos creían la teoría de la conspiración, mientras que para 1990 esa proporción se había elevado a los nueve décimos.
Entonces, ¿cuál ha sido el impacto de la creciente cultura de la conspiración? Las teorías conspirativas pueden tener un papel valioso en la sociedad. Necesitamos que la gente piense fuera de lo que le dice la televisión, aunque habitualmente haya más sentido dentro de ella. El control estrecho de las evidencias y la persecución tenaz de explicaciones alternativas son características del periodismo de investigación.
Después de todo, algunas de estas teorías pueden resultar ciertas. Tomemos el caso del "affair Irán", de fines de los 80. Varias preguntas quedaron sin respuesta, pero el presidente Ronald Reagan admitió que su administración realmente había vendido armas a Irán.
Por otro lado, hay un lado peligroso en las teorías de conspiración. Durante la Guerra Fría, se puede sostener que jugaron un papel importante en sembrar la desconfianza entre el Este y Occidente. Esas creencias pueden tener un impacto a largo plazo en las vidas de la gente. Por ejemplo, más del 20% de los afronorteamericanos creen que el VIH fue creado en un laboratorio por el gobierno de EE.UU. para restringir el crecimiento de la población negra, según estudios de la Universidad Estatal de Oregon.
La gente que cree esa teoría también tiende a ser más escéptica respecto de los mensajes sobre salud del gobierno que afirman que los condones pueden detener la transmisión del sida. Estas revelaciones son escalofriantes, especialmente si se considera que a pesar de que los afronorteamericanos constituyen sólo el 12% de la población de EE.UU. son los que padecen casi la mitad de los casos de sida de esa nación.
Sin embargo, sabemos que la gente que cree una de las teorías tiene más probabilidades de creer las otras: hay muchas posibilidades de que alguien que cree que los alunizajes fueron un engaño crea también que JFK fue asesinado por un segundo hombre armado desde un montículo cubierto de pasto.
Hay, sin embargo, algunas variantes en quién cree algo, como lo muestra un estudio todavía no publicado que llevé a cabo recientemente en el Reino Unido, en el Goldsmiths College, Londres. Descubrimos que las creencias en las conspiraciones contra JFK se dan más entre las personas de 36 años y más, mientras que aquellos de entre 25 y 35 años tienden a ver una conspiración detrás de los ataques del 11 de Septiembre. Sorprendentemente, el grupo más joven, de menos de 19 años, tiene menos probabilidad de apoyar cualquier teoría.

Receta para crear una conspiración.

Quien quiera crear una teoría conspirativa capaz de crecer una vez difundida deberá tener en cuenta lo siguiente.
Un sentimiento de anomia (confusión respecto de la sociedad y autoridad) alimenta las creencias en teorías de conspiración, de manera que elija una mala organización grande de cualquier tipo; el gobierno y las grandes empresas son ideales.
Como condimento extra identifique su historia con alguna sociedad oscura y secreta y cuanto más oscura mejor.
Necesitará un acontecimiento contemporáneo importante para entretejer con su historia.
Construya su teoría conspirativa a partir de información cuidadosamente seleccionada que se pueda entretejer para lograr una historia convincente.
Cree incertidumbre: cuestione las evidencias existentes o encuentre nuevas que contradigan la historia oficial.
Amplíe el círculo de conspiradores para incluir a los que cuestionan su posición "¡Ellos niegan la verdad, también deben estar involucrados!

Fuente. Pátrick Leman. New Scientist. Rodolfo Coricelli

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jueves, 19 de julio de 2007

Relacionan el tamaño del daño cerebral con el déficit cognitivo.



Aunque la ciencia todavía discute cuál es la definición de "inteligencia", generalmente se la describe como la capacidad de resolver un amplio rango de desafíos de la vida cotidiana. Desde el punto de vista de la psicología experimental, los procesos que la determinan están estrechamente relacionados con regiones específicas del cerebro.
Ahora, un estudio de científicos argentinos y británicos que acaba de presentarse en Chicago, en la última reunión de la Organización para la Cartografía del Cerebro ( Organization for Human Brain Mapping) -la más importante en neuroimágenes y neurociencias cognitivas- reunió evidencias de que las zonas frontales y parietales son fundamentales para la inteligencia, y descubrió que en los pacientes con daño cerebral el tamaño de la lesión y su ubicacion permiten pronosticar el déficit cognitivo.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores del Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco), liderado por Facundo Manes, y de la Unidad de Cognición y Neurociencias de la Universidad de Cambridge, dirigida por John Duncan, estudiaron a 82 pacientes con lesiones focales en distintas áreas del cerebro.
"Relacionamos el volumen de la lesión con el déficit en la inteligencia general -explica Manes, también director del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro-. Luego, estudiamos con resonancia funcional las áreas no lesionadas cuando los pacientes realizaban tareas de inteligencia y razonamiento. Encontramos que el tamaño de la lesión y su localización predecían el déficit. Y que los que mejor rendían en la pruebas eran los pacientes que tenían preservados sistemas neurales parietales y frontales que, de acuerdo con trabajos previos, son críticos para la inteligencia general."
Según explica Manes, ya se había observado en experimentos con monos que las neuronas frontales codifican la información de casi todas las tareas cognitivas. Por otro lado, se vio en seres humanos que las lesiones frontales grandes tienden a estar asociadas con déficits en tareas de las que se podría decir que requieren un razonamiento inteligente.
"Este estudio en realidad consistió de dos experimentos -explica el investigador-: uno en pacientes con lesiones y otro en sujetos normales que realizaron tareas que involucran procesos inteligentes mientras estaban en un resonador funcional. Lo novedoso es que ofrece una información complementaria acerca de la relación entre el cerebro y las funciones cognitivas; por ejemplo, lesión del área 1 produce déficits en la prueba A; prueba A produce activación en el área 1 en sujetos normales."

¿Esto indica que existiría una "sede" de la inteligencia?

"No hablamos de una localización de la inteligencia como los antiguos frenólogos -contesta el científico-. El cerebro trabaja en red y cualquier actividad cognitiva requiere una contribución del cerebro en su conjunto. Sin embargo, hay áreas que son clave[epicentros]para una función cognitiva determinada, como las temporales para el lenguaje, ambos hipocampos para la memoria, ciertas regiones occipitales para el procesamiento de la información visual o el área fusiforme para el reconocimiento de caras. En todas estas actividades cognitivas [memoria, lenguaje, procesamiento visuoespacial, etcétera, hay actividad cerebral distribuida, pero además activación desproporcionada en ciertas regiones. Con este experimento demostramos que un patrón particular de actividad frontal y parietal sería fundamental para realizar pruebas de inteligencia general."
Fuente. Nora Bär

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domingo, 15 de julio de 2007

Nuevo sistema parece solucionar la obesidad



Unos investigadores han descubierto un sistema que mediante la inyección de sustancias no tóxicas consiguen eliminar o añadir grasa de áreas específicas del cuerpo de animales de laboratorio. Además demuestran que el estrés hace ganar peso.
El descubrimiento, publicado en Nature Medicine el pasado 1 de julio por investigadores de Georgetown University Medical Center, podría revolucionar los tratamientos cosméticos, de cirugía estética y el tratamiento de enfermedades asociadas a la obesidad. Además, estas modificaciones de la grasa corporal permanecen durante mucho tiempo y permiten tener un mejor control del síndrome metabólico, que padecen millones de personas y que es un factor de riesgo en problemas cadiocirculatorios, diabetes, etc.
En el estudio estos investigadores describen el mecanismo que activa la ganacia de peso en ratones y que podría explicar por qué algunas personas ganan mucho más peso del esperado basándose en las caloría ingeridas.
El sistema bioquímico descubierto se basa en dos proteínas: el neurotransmisor NPY y el receptor Y2D. Este sistema está activado en dos tipos de células de grasas. Para añadir selectivamente grasa a una región del tejido los investigadores descubrieron que bastaba con inyectar NPY. La ganancia de peso y el síndrome metabólico se evitaban mediante la administración de un bloqueador Y2R dentro de la grasa abdominal.
En otros experimentos más recientes se ha podido comprobar que el efecto se da también en monos, por lo que se espera que funcione igualmente en humanos, aunque se necesitaran hacer ensayos en el futuro para probarlo.
Lo más interesante es que descubrieron que, además de la disminución de grasa abdominal, se producía una disminución de grasa en el hígado y en músculos y se controlaba mejor la resistencia a la insulina, intolerancia a la glucosa, presión arterial e inflamación. Esto indica que hay aplicaciones médicas obvias.
Asimismo los resultados proporcionan apoyo moral a aquellas personas que se culpan a ellas mismas por el sobrepeso cuando en realidad no ingieren tantas calorías. Además es el primer estudio que muestra que el estrés tiene un efecto directo en la acumulación de grasa, el sobrepeso y el metabolismo. Esta ganancia de grasa debida al estrés no está mediada por el cerebro, siendo una consecuencia una respuesta fisiológica de los tejidos.
Otra aplicación de este descubrimiento sería en cirugía estética y reconstructiva. Posibles aplicaciones serían: reconstrucción labial, rejuvenecimiento del rostro, aumento de mamas, eliminación de arrugas, etc. Este sistema sería predecible, económico, biocompatible y permanente. Por otro lado la eliminación de grasa mediante este sistema permitiría la sustitución de liposucciones y con ello la eliminación de los riesgos quirúrgicos asociados.
Para examinar los efectos del estrés crónico los investigadores sometieron a ratones de laboratorio a exposiciones diarias durante una hora al agua fría o a la agresividad de un macho alfa. Comprobaron que los ratones bajo estas condiciones estresantes tenían niveles elevados de Y2R y NPY. Combinaron esto con un seguimiento de diversas dietas (normales, altas en grasas y altas en azúcar). Los animales estresados con dietas normales no ganaron peso, pero los que tenían dieta rica en grasas sí, y lo hicieron más de lo esperado basándose en su consumo de calorías. De hecho, bajo la misma dieta los ratones estresados ganaban más peso que los no estresados.
Esto formaría parte de un mecanismo natural de acumulación de energía para poder enfrentarse mejor a las situaciones que repetidamente producen estrés. Se cree que los humanos tienen el mismo mecanismo, y que bajo un jefe autoritario, bajo la presión de un hijo enfermo crónico o bajo permanentes atascos de tráfico se amplifican los efectos de las dietas hipercalóricas y ganamos peso.
Los ratones al ganar peso acusaban problemas metabólicos derivados de la acumulación de grasa, como los problemas cardiovasculares, intolerancia a la glucosa, etc.
¿Solucionaremos el problema de sobrepeso con este sistema? Lo que es seguro es que si funciona las aplicaciones estéticas serán muy importantes, probablemente comunes y moverán mucho dinero. Y lo que parece cada día más claro cada es que las causas del estrés no parecen disminuir en el mundo moderno.
Fuente: Georgetown University Medical Center.

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miércoles, 11 de julio de 2007

El chocolate oscuro baja la presión arterial.



Hay buenas y malas noticias para los adictos al chocolate: el chocolate oscuro parece ayudar a bajar la presión, pero se necesita apenas una pequeña dosis para lograrlo, sugiere un reciente estudio. Esta nueva investigación que se hizo en Alemania se suma a una lista de evidencias que parecen indicar que el chocolate oscuro tiene beneficios para la salud, pero es el primero que sugiere que se necesita apenas una cantidad pequeña para lograr los beneficios.
Los voluntarios que participaron en el estudio consumieron apenas seis gramos de chocolate oscuro diariamente durante casi cinco meses. Las personas que consumieron esa cantidad terminaron con resultados más bajos de presión arterial que las personas que consumieron chocolate blanco.
El investigador de la alemana Universidad de Colonia, Dirk Taubert, principal autor del estudio, indicó que las reducciones de la presión arterial de los voluntarios fueron pequeñas, pero lo suficientemente sustanciales como para reducir potencialmente los riesgos de sufrir enfermedades cardiovasculares, aunque los voluntarios del estudio no recibieron un seguimiento suficiente para lograr medir esos efectos.
El estudio clínico fue conducido en 44 adultos de entre 56 y 73 años, 24 mujeres y 20 hombres, de enero de 2005 a diciembre de 2006, que sufrían de prehipertensión o hipertensión. Los participantes fueron divididos en dos grupos: el primero comió todos los días durante 18 semanas 6,3 gramos de chocolate negro que contenía 30 miligramos de polifenol y el segundo una cantidad equivalente de chocolate blanco desprovisto de esta sustancia.
El cacao contiene flavonoides, complejos vegetales a los que se les atribuyen beneficios de corazón saludable. También se los puede encontrar en el vino tinto.
Sin embargo, el problema con las barras de chocolate que contienen cacao es que suelen tener muchas calorías, por ello Taubert y sus colegas experimentaron con pequeñas cantidades que contemplaban un total de 30 calorías.
Fuente, Universidad de Colonia

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martes, 10 de julio de 2007

Material auto reparable que imita la regeneración de la piel humana.



Un equipo de investigadores de la University of Illinois en Urbana-Champaign (UIUC) ha conseguido desarrollar un material polimérico (formado por macromoléculas) que puede auto repararse sin ayuda externa y repetidamente.

Este logro tecnológico abre un nuevo camino hacia la fabricación de implantes médicos auto reparables, materiales con la misma capacidad para aviones y naves espaciales e incluso recubrimientos plásticos que se regeneren solos.

Según afirma la UIUC en un comunicado, el novedoso material imita la regeneración de la piel humana, y va incorporado a una serie de redes tridimensionales que emulan los sistemas circulatorios biológicos.

Cuando la piel se corta, aumenta el flujo de sangre hacia la herida, lo que provoca la curación de ésta, explica una de las científicos autoras del invento, la profesora de dicha universidad Nancy Sottos.

El nuevo material funciona de manera parecida, puesto que tiene una naturaleza vascular (es decir, que posee vasos similares a los sanguíneos), que le permite reducir los daños producidos en cualquiera de sus partes siempre que se desee.

Imitando la circulación orgánica.

El material contiene un agente diminuto de “curación” encapsulado y un catalizador distribuido por todo el sistema. Cuando se rompe, las microcápsulas con dicho agente se abren, liberándolo para que reaccione con el catalizador para reparar los daños.

Para evitar que este agente se acabe cuando se rompe la misma parte del sistema varias veces, se creó un modelo similar al del sistema circulatorio orgánico, que ha permitido que haya un suministro continuo de agente reparador de manera indefinida.

Para crear el material auto reparable, los investigadores comenzaron construyendo una plataforma siguiendo un proceso robótico de ensamblaje molecular denominado “direct-write assembly” (o ensamblaje de escritura directa”, en el que se utiliza una tinta polimérica concentrada y distribuida como un filamento continuo, para fabricar estructuras tridimensionales, capa a capa.

Una vez fabricada la plataforma, se rodea con un pegamento de resina. Tras el tratamiento, la resina se calienta y la tinta –que se ha licuado- se extrae, dejando un sustrato con una red de microcanales entrelazados. En un último paso, los investigadores depositaron un frágil recubrimiento polimérico de resina sobre dicho sustrato, y rellenaron la red con un agente reparador líquido.

Pruebas exitosas.

En las pruebas realizadas, el recubrimiento y el sustrato se doblaron hasta que se rompió el recubrimiento. Esta rotura se propagó hasta llegar a uno de los “capilares” rellenados con el fluido reparador, situado en la interconexión entre el sustrato y dicho recubrimiento.

Entonces, el agente reparador viajó desde el capilar hacia la rotura, donde interactuó con las partículas catalíticas. Siempre que haya una rotura, el agente reparador actuará de la misma forma, garantizando la reparación del material en cualquiera de sus partes.

Hasta ahora, los científicos han conseguido reparar así los daños del recubrimiento de resina (similares a lo que serían pequeños cortes en la piel), pero esperan extender el mecanismo de auto reparación a otros sustratos más profundos del material.

Tal y como explica la revista techreview, éste no es el primer caso de material auto reparable producido por los científicos.

El mismo equipo de investigadores de la UIUC hizo pública hace seis años la consecución de un material auto reparable con otras características, y otros grupos de científicos han conseguido crear diversas versiones de materiales poliméricos que se arreglan solos cuando con la ayuda de presión o calor.

Sin embargo, ésta es la primera vez que se consigue un material auto reparable que no necesita intervención externa. Las pruebas demostraron que las roturas se arreglaban solas en un intervalo de tiempo de 10 horas una vez hubieron entrado en contacto el catalizador y el agente reparador.

Según declaraciones de Sotos para techreview, este mismo diseño podría usarse con otras combinaciones de resina y catalizadores para la formación de polímeros diferentes, lo que permitiría diversas aplicaciones, como las anteriormente mencionadas.

Fuente. techreview


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miércoles, 4 de julio de 2007

El cometa que acabó con los mamuts.



Parece ser que hace 13.000 años, un cometa explotó sobre la Tierra, provocando una lluvia de bolas de fuego que incendió la mayor parte del hemisferio Norte. Las culturas primitivas de la Edad de Piedra quedaron así destruidas, y la población de mamuts y otros animales terrestres de gran tamaño, como el mastodonte, desaparecieron del planeta. La explosión también produjo una nueva etapa de enfriamiento climático, que duró 1.000 años y que interrumpió seriamente el desarrollo de las primeras civilizaciones humanas emergentes en Europa y Asia.
Ésta es la sorprendente conclusión que ha alcanzado un equipo de científicos estadounidenses. Según éste, la explosión del cometa desencadenó una onda expansiva que cambió la superficie de la Tierra en gran medida. El cometa, de un diámetro entre dos y tres kilómetros estalló antes del impacto, lo que produjo una serie de explosiones, cada una de las cuales debió equivaler a la deflagración de una bomba atómica.
Las ondas expansivas y el calor debieron ser descomunales, quemando posiblemente la piel de los animales y la ropa que llevasen los humanos. El calor abrasador debió incendiar así mismo las praderas del hemisferio norte. Los animales herbívoros de gran tamaño, como el mamut, que sobrevivieran a la explosión, debieron morir de hambre más tarde a millares. Sólo los animales, incluyendo a los humanos, cuya dieta era más variada lograron sobrevivir al periodo subsiguiente.
Los científicos destacan que las pruebas arqueológicas muestran que las primeras culturas de la Edad de Piedra sufrieron graves reveses por aquella época. En concreto, los cazadores de la Edad de Piedra, fieros hombres y mujeres que fabricaban magníficas puntas de lanza en piedra que utilizaban en la caza de animales, incluido el mamut. Su desaparición en aquella era ha sido causa de intensos debates, y la explicación clave a la que se había llegado hasta el momento era el cambio climático. Ahora, sin embargo, aparece una nueva explicación: los primeros americanos murieron como consecuencia de un cometa.
Pero la catástrofe afectó no sólo al continente americano, sino a casi todo el globo. Previamente a aquella época, la Tierra emergía de la última Edad del Hielo. El clima se iba volviendo más cálido lentamente, aunque las latitudes más altas todavía se hallaban cubiertas de placas de hielo. La desintegración del cometa debió afectar a estas placas, derritiéndolas tan rápidamente que la cantidad de agua vertida al Atlántico seguramente produjo un trastorno en las corrientes oceánicas, incluyendo la corriente del Golfo. Como consecuencia comenzó un periodo de intenso frío de 1.000 años que azotó también a Europa y Asia.
Esta teoría fue presentada en la reunión de la Unión Geofísica Americana en Acapulco, México a finales de mayo. El equipo de científicos, informó del hallazgo de una capa de diamantes microscópicos en 26 puntos distintos de Europa, Canadá y Estados Unidos. Se trata de los restos de un gigantesco cometa, rico en carbón, que estalló en millones de pedazos sobre nuestro planeta hace unos 12.900 años, según han calculado. Las elevadísimas presiones y el calor desencadenado por los fragmentos al chocar contra la Tierra convirtieron el carbón del cometa en polvo de diamante.
Por Juan Antonio Bernedo.

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martes, 3 de julio de 2007

Misticismo o Neuroteología



La revista Slate comenta en dos artículos de reciente aparición las investigaciones que se desarrollan respecto a los comportamientos religiosos humanos y su posible base neurológica. Según estas investigaciones, algunas experiencias místicas aparentan ser el producto de determinados patrones del comportamiento electromagnético de nuestras propias neuronas.
Dichos patrones pueden propiciarse con cierto tipo de actividades (como los impulsos electromagnéticos o el consumo de determinadas sustancias), de lo que se infiere que la espiritualidad podría no ser un hecho consciente trascendente, sino inmanente al cerebro, y que por lo tanto puede propiciarse –tal vez- cuando lo deseemos.
En el primero de los artículos, titulado “How to wire your brain for religious ecstasy” John Horgan nos habla de la “God machine”, un dispositivo del que se hizo eco en 2004 la revista Nature y que, desarrollado por el neurocientífico Michael Persinger, parece capaz de inducir experiencias místicas en sus usuarios, gracias a unos solenoides que, colocados en la parte exterior del cráneo, estimulan en el cerebro determinados pulsos electromagnéticos.
Persinger es uno de los estudiosos del campo de la neuroteología (que aspira a explicar el fenómeno religioso desde los presupuestos de la neurociencia), rama de la ciencia que va calando con profundidad en la sociedad por sus curiosos métodos para la inducción de experiencias religiosas.
Como tales podrían definirse las experiencias espirituales que parecen sustraernos de nosotros mismos. En realidad, estas experiencias se han vivenciado desde tiempos inmemoriales, sin necesidad de artificios, gracias a determinadas actividades como la meditación, el yoga o la oración, con las que el cerebro parece ser capaz de desarrollar patrones de comportamiento electromagnético que producen las mismas sensaciones que los solenoides, por ejemplo.

Los caracteres biológicos místicos.

Pero la “God machine" no ha sido el único intento de reproducir en laboratorio, de manera artificial, este tipo de sensaciones. Ya en 1950, el neurocirujano canadiense Wilder Penfield, al preparar a sus pacientes epilépticos para la cirugía, los estimulaba exponiendo sus cerebros al efecto de electrodos. Resultado: algunos de ellos comenzaron a oír voces y música e incluso a percibir apariciones como respuesta a la estimulación en la región cerebral conocida como lóbulo temporal.
Más recientemente, ha habido otros intentos de provocar las experiencias religiosas, como el llevado a cabo por otro neurocientífico, Todd Murphy, que realizó una versión de la God machine llamada Shakti (término hindú de la divinidad).
El genetista Dean Hamer, del National Cancer Institutes de Estados Unidos, afirmó la existencia de un gen asociado con la auto-trascendencia o la espiritualidad, y Rick Strassman, un psiquiatra de la universidad de Nuevo México sugirió que, si dichos genes están vinculados a una sustancia, la dimeltitriptamina, único psicodélico que se sepa produce de manera natural nuestro cerebro, se podría modificar artificialmente la genética para modular nuestros niveles de religiosidad.
En su libro The Spirit Molecule, Strassman presenta evidencias de que esta sustancia puede producir visiones místicas, alucinaciones psicóticas e incluso de abducciones de extraterrestres; así como experiencias cercanas a la muerte. Por eso, Strassman señala que nuestra capacidad mística natural puede ser aumentada modificando los genes que producen la dimeltitriptamina.

El cerebro religioso.

Otros intentos los han protagonizado las sustancias psicodélicas como el LSD o el psilocybin, agente activo de los llamados hongos mágicos.
Esta sustancia podía inducir experiencias místicas y espirituales idénticas a las descritas por personas que han tenido vivencias de este tipo a lo largo de los siglos, según se desprendía de los resultados de experimentos desarrollados en la universidad estadounidense John Hopkins.
¿Pero qué sucede en el cerebro cuando éste se ve sometido a tales estímulos? Tal y como comenta el segundo artículo de Slate, el científico Andrew Newberg de la Universidad de Pennsylvania estudió los cerebros de monjes franciscanos y budistas dedicados a la meditación descubriendo que en ellos había una mayor actividad en el lóbulo frontal (asociado con la concentración y la atención, mientras que el lóbulo parietal, vinculado con la información sensorial, tenía escasa actividad en estas personas.
Esta investigación reveló asimismo que la actividad del encéfalo se modifica con las actividades espirituales. La actividad se intensifica en la parte frontal del cerebro cuando se desarrolla la concentración propia de la meditación o de la oración. Al mismo tiempo, se reveló un descenso de la actividad en la región de los lóbulos parietales, que es la que desempeña la función fundamental para ubicarnos en el espacio y la que permite al yo distinguirse de los demás.

Posibilidades.

Este descenso de la actividad en los lóbulos parietales origina percepciones espaciales anormales y la pérdida del sentido habitual de uno mismo que se tiene en estado de vigilia. Es en ese momento cuando se posibilita la así llamada experiencia mística, que es la que permite a un sujeto trascender su identidad individual e identificarse con la totalidad que se supone sustenta al universo físico conocido.
Por otro lado, investigaciones realizadas por Richard Davidson, de la Universidad de Wisconsin, con monjes tibetanos demostraron también que los patrones de electroencefalogramas de estas personas presentaban mayores niveles de ondas gamma durante periodos de meditación, e incluso después de éstos.
Estas investigaciones han puesto de relieve que existiría por tanto un patrón de comportamiento cerebral en el caso de las experiencias espirituales. La cuestión sería la siguiente: si se conocen métodos artificiales para provocar esas mismas experiencias religiosas y se sabe el efecto de dichos métodos en el cerebro, ¿podremos algún día integrar de manera artificial dichas experiencias en nuestras vidas?
Según John Horgan, los neuroteólogos podrían encontrar pronto una tecnología definitiva que nos permita desarrollar la sensación de trascendencia o de espiritualidad de manera permanente y sin efectos secundarios.
Fuente Yaiza Martínez

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lunes, 2 de julio de 2007

Realizaron el primer transplante de genoma.



Por primera vez se consigue trasplantar un genoma completo de un microorganismo a otro, abriendo las puertas a una Biología Sintética.
Los organismos genéticamente modificados son ya habituales. Incluso se introducen unos genes de unas especies en especies diferentes que pueden estar muy alejadas entre sí. Con este método se consiguen, por ejemplo, producir fármacos y otras sustancias.
Pero ahora unos microbiólogos liderados del J. Craig Venter Institute en Rockville (Maryland) han conseguido transferir al completo un genoma entero compuesto por unos 500 genes (más o menos medio millón de bases) de un microbio a otro, con lo que han logrado convertir a la segunda especie en la primera.
La idea que tiene esta empresa es crear organismos fotosintéticos artificiales que produzcan biocombustibles (probablemente metano) de forma sencilla y económica. Si se consiguiese, al consumirse menos combustibles fósiles se contribuirían a la disminución del efecto invernadero y por tanto a que el cambio climático no se desboque. J. Craig Venter espera obtener los primeros biocombustibles producidos de esta manera en una década. Puestos a especular también se podría, en un futuro muy lejano, forzar a determinadas células a transformarse en células madre para usarlas sobre humanos.
Los investigadores han trabajado con la bacteria Mycoplasma mycoides porque ofrece uno de los genomas más pequeños de la Naturaleza y carece de paredes celulares (siendo fácil insertar ADN en su interior. Éstos aislaron su genoma, consistente en una sola hebra circular, y lo limpiaron de toda proteína. Para esta tarea usaron unas enzimas, que partieron en trozos cualquier proteína que pudiera haber, dejaban intacto sólo el ADN. Después agregaron un gen marcador que dota de color azul a su portador una vez que se expresa y otro gen que dota de resistencia a la tetraciclina (un antibiótico) a su portador.
Entonces los científicos tomaron células del microorganismo bacteriano Mycoplasma capricolum (similares a las primeras pero pertenecientes a una especie distinta, todas ellas patógenas, las añadieron a una disolución con el material genético preparado con anterioridad y los mezclaron durante un minuto. Después de tres horas de incubación los microorganismos resultantes fueron expuestos a la tretaciclina para seleccionar sólo las células con el nuevo genoma.
Después de tres días crecieron colonias de microorganismos sobre la placa Petri de color azul, señal inequívoca de que poseían el genoma manipulado.
Han podido demostrar además que estos nuevos organismos no mostraban ninguna traza del material genético original del Mycoplasma capricolum con lo que se demuestra la transmutación completa de una especie en otra.
Los investigadores no saben cómo el nuevo genoma se hace cargo en solitario del organismo receptor. Quizás este genoma tiene un sistema de restricción que destruye el genoma original del organismo receptor o la tetraciclina barre todos los individuos portadores de todo o parte del genoma original.
Esta transformación tan radical de una especie en otra distinta representa probablemente el primer paso hacia la creación de organismos hechos por el hombre, el primer paso de una Biología o Genómica Sintética. La Biología Sintética permitiría la creación de organismos artificiales sin necesidad de esperar un tiempo prolongado a que la selección (natural o artificial) opere.
Estos científicos no han creado un organismo sintético, pero han probado que se puede reprogramar una célula con un genoma diferente al original. Según dice Venter con este logro se ha demostrado que el ADN por sí solo, y sin la ayuda de ninguna proteína, es capaz de hacerse cargo del sistema celular y simplifica, por tanto, esta tarea de síntesis.
El próximo paso que estos investigadores quieren dar es sintetizar el material genético de otro micoplasma desde cero y transferirlo a otro microorganismo. Ya han ensamblado unas piezas del puzzle pero les queda trabajo por hacer. La pieza más larga de ADN sintético conseguida hasta ahora consta de 35.000 unidades, mientras que el genoma del micoplasma contiene 580.000 unidades.
Sintetizar un genoma bacteriano completo (un plásmido al completo, el equivalente al cromosoma en bacterias) y hacer que funcione correctamente es un gran desafío.
Es difícil que esta técnica funcione sobre otros tipos de organismos y todavía no se ha creado ningún tipo de genoma sintético que transplantar. Queda mucha investigación por hacer.
Aún no se ha creado vida artificial en el laboratorio, pero Venter sueña con saber cómo fue el origen de la vida y cómo funciona la maquinaria celular para así algún día colocar los componentes químicos necesarios en un determinado lugar y que espontáneamente se junten para formar una célula.
Es de suponer que ese día llegará tarde o temprano y que nuevas consideraciones filosóficas y religiosas se planteen, como siempre ha pasado en la historia de la ciencia.
Fuente. Venter Institute.

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